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Tenías que ver mi pene este martes cuando un cincuentón me llevó a los baños de la RENFE y posó sus labios en la puntita de mi cipote y noté como ahí abajo todo empezaba a ponerse tieso como la rama de un cerezo y yo le pedí que me susurrase al oído el nombre de mi padre para que la cosa no decayese y cinco minutos después le solté toda mi esencia en el cielo del paladar y voluntariamente hizo gárgaras antes de tragárselo a modo de colutorio para acto seguido despedirse dándome un piquito y un cachete en el culo